Sergio Romero fue sancionado por el Consejo de Fútbol de Boca por dos partidos, por lo que no atajará el próximo sábado ante Belgrano, en Córdoba, por la 16° fecha de la Liga Profesional y tampoco lo hará ante Argentinos (jornada 17) o Gimnasia, por la Copa Argentina (dependiendo la fecha en la que se confirme este encuentro). El incidente que desencadenó la decisión fue el que vivió el arquero el sábado, en la Bombonera, luego de la derrota con River por 1-0, cuando intentó pelearse con los hinchas que lo insultaban.
El arquero tenía arreglada de palabra la renovación de su contrato, que vence en diciembre de 2025. ¿Y ahora? Todo indica que este altercado interno podría cambiar el rumbo de su futuro. El arquero llegó este lunes a la práctica vespertina y recién se reunió con los dirigentes una vez finalizada la misma. Los dirigentes vieron los videos del altercado y resolvieron la sanción.
Lo que sucedió este sábado en la Bombonera fue pocas veces visto: Chiquito Romero había bajado por los escalones del túnel que lleva a los jugadores al vestuario local, pero volvió sobre sus pasos, regresó a la cancha y fue directo a increpar a los simpatizantes que lo estaban criticando. Tuvieron que entrar en juego la gente de seguridad para separarlos, mientras uno de los hinchas le tiró una bandera. Sus compañeros tardaron en reaccionar, hasta que apareció Leandro Brey, arquero suplente, y Edinson Cavani, para intentar calmarlo.
“Ofrecerle disculpas a los hinchas de Boca por lo que se dio en el final. No pude pensar cuando el muchacho me puteó y se me fue la cabeza, pero nadie sale a perder un partido”, dijo luego un arrepentido Romero. Los hinchas involucrados también recibirán una sanción.
El hincha estaba enojado por la caída en el superclásico y Romero encima quedó en el foco de las críticas porque muchos entendieron que pudo haber ofrecido una resistencia mayor en el gol de Manuel Lanzini, frente al rebote que dio luego del remate de Facundo Colidio. También se fastidiaron con una pifia en una jugada del primer tiempo que salió como líbero. Incluso en la semana había circulado el rumor sobre si Diego Martínez lo iba a poner como titular ante River.
Romero vs. River
El arquero venía de vivir días difíciles, con mucha presión. Primero, había tenido una mala tarde en el Cilindro de Avellaneda. Había sido silbado por los hinchas de Racing en la previa, y fue responsable de los dos goles que anotó Racing en el triunfo por 2-1 ante Boca, encuentro que el Xeneize había empezado arriba en el marcador por el gol de Milton Giménez. En el primero, regaló la pelota en una salida desde el fondo con un pase a Pol Fernández que fue anticipado por Nardoni; en el segundo, quedó a mitad de camino del tiro libre frontal de Juanfer Quintero que finalizó en el gol de cabeza de Roger Martínez.
Incluso el arquero había sido autocrítico luego del partido, había reconocido un error en el 1-1. “El partido se nos escapa porque cometo un error en el primer tiempo y nos hacen un gol. Ahí cambió el partido. Yo me hago responsable por lo que hice dentro de la cancha y por ese primer gol que nos cambia el partido, que estaba totalmente controlado. A veces suceden estas cosas y hay que hacerse responsable y seguir”, había dicho el misionero de 37 años que portó la cinta de capitán en Boca frente a Racing ante la ausencia de Marcos Rojo. “La idea que tenemos nosotros con el entrenador (Diego Martínez) es jugar. A veces es jugar por abajo y a veces es saltear líneas. Hay que seguir intentándolo porque es el estilo que él quiere y nosotros tenemos que seguir detrás de eso”, había ampliado el 1, en referencia a la jugada del primer gol.
Los errores de Chiquito ante Racing
Lo cierto es que hace tiempo que Chiquito Romero no estaba ofreciendo la confianza necesaria a la defensa de Boca. Y hasta había perdido la “magia” en las definiciones por penales, una de sus principales virtudes en 2023 de la mano de Jorge Almirón. En las últimas series con Cruzeiro, por la Copa Sudamericana, y Talleres de Córdoba, por la Copa Argentina, no había podido ser decisivo.
En La Plata, ante Estudiantes, sufrió un gol evitable de Edwin Cetré (que significó el 1-1 del Pincha), otra vez dio la sensación de que se quedó a mitad de camino entre el centro y el impacto del balón del rival, y además fue “salvado” por el VAR porque el equipo de Eduardo Domínguez lo pudo ganar sobre el final con un gol de Giménez en donde también dio ventajas el arquero, pero el tanto finalmente había sido invalidado por offside.
Como un acto reflejo tras el gol de Cetré, el exarquero de la selección argentina miró a Darío Herrera, el árbitro del partido con Estudiantes, y gesticuló un supuesto empujón del atacante colombiano sobre el defensor peruano. El VAR analizó la jugada y desestimó cualquier infracción. Romero se mostró enojado con la decisión arbitral en las declaraciones posteriores al encuentro, y sostuvo que debió anularse el gol. “Es falta clara porque (Cetré) lo empuja de espaldas a Luis. Es rarísimo que no vean eso, ahora que está el bendito VAR. Pero uno sabe que cuando se juega de visitante se hacen los distraídos. A veces es chistoso esto, pero hay que seguir”.
Unos minutos más tarde, y ya en tiempo de descuento, Romero otra vez volvió a quedar expuesto cuando Luciano Giménez se le anticipó después de un cabezazo de Fernández y marcó el 2 a 1 en favor del Pincha, aunque en esta acción el VAR determinó que el hombre que mandó el centro estaba adelantado por milímetros y salvó a Boca de la derrota.
Chiquito Romero había sido una de las columnas del equipo de Jorge Almirón que en 2023 llegó a la final de la Copa Libertadores que luego perdió ante Fluminense: “Es un arquero Top, de primer nivel”, lo había elogiado el ahora DT de Colo Colo tras la ida ante River, por el actual certamen internacional. Pero la situación cambió. Y el futuro pasó a ser incierto, por más que tenga contrato hasta diciembre de 2025.
LA NACION