SANTIAGO DEL ESTERO.– Los Pumas volvieron a hacerlo. En un partido vibrante derrotaron a Sudáfrica por 29-28, con todos los condimentos. Empezaron 17-0 abajo y sufrieron el comienzo, pero tuvieron carácter para dar vuelta la historia, jugando buen rugby y poniéndose el overol al defender en el segundo tiempo. Gonzalo García pescó la última pelota del encuentro y desató la algarabía de los casi 29.000 espectadores que coparon el Estadio Madre de Ciudades, de Santiago del Estero, en la penúltima del Rugby Championship.
Estos Pumas contagian con su juego y su energía para mover la pelota, con un rugby en evolución y solidez en las bases, aunque todavía deben mejorar en las formaciones fijas. Pero el temple del equipo es otro: cuando sufren un golpe tienen las herramientas para dejarlo atrás y volver en la siguiente acción.
El ritmo del primer tiempo fue frenético de principio a fin. Pumas y Springboks no se dieron respiro y cada uno tuvo sus momentos. Sudáfrica golpeó de entrada, aprovechando la indisciplina del local, que empezó por una infracción de Joel Sclavi en un scrum y terminó con Aphelele Fassi entre los postes a los 3 minutos, tras un error en comunicación en la defensa. Cinco minutos más tarde Jesse Kirel ingresó con un ángulo perfecto y sumó su try.
Los Pumas no se quedaron atascados en sus impericias, volvieron al partido y detectaron espacios para lastimar la defensa verde. Como hace 14 días atrás en el tramo final contra Australia, armaron un festival de tries, buenas carreras, pases precisos y kicks bien ubicados por Tomás Albornoz, el nuevo dueño de la camiseta 10 de los Pumas. Si bien no ejecutó correctamente algunas acciones, el tucumano da otra dimensión al seleccionado argentino, con la misma verticalidad de Santiago Carreras, sin tanta explosión pero manejando mejor el juego de espaldas y ordenando al equipo.
Argentina marcó cuatro tries en un lapso de 20 minutos. Santiago Chocobares fue el primero en romper la defensa y asistió a Mateo Carreras, que siempre es decisivo en los últimos metros. El propio Carreras encontró un hueco y habilitó a Pablo Matera en el mismo carril. Los forwards también tuvieron protagonismo y Joaquín Oviedo inventó un pase casi de espalda para el try de Sclavi, mientras los sudafricanos sacaban de la cancha al tercera línea. Por último, el propio Albornoz atacó el lado ciego y anotó el suyo en una acción que mostró la ambición de estos Pumas: pudieron patear a los palos pero intentaron sumar con un try.
Los dos equipos se gastaron todos los tries en la primera mitad y en la segunda aparecieron las imprecisiones y los desajustes propios de jugar en un calor agobiante. Handré Pollard, Albornoz y Mannie Libbok sumaron de a tres, pero este último fue el villano: a un minuto del final falló un penal accesible, propio de su irregularidad a la hora de ejecutar, en un penal sancionado contra Gonzalo García por no haberse retirado de la zona de tackle. Capricho del destino, el propio García fue el héroe unos minutos más tarde, al recuperar en el piso la última pelota. El tucumano, que comenzó relegado el año, fue ganando protagonismo y pide pista para llevar la camiseta 9.
Compacto del triunfo de los Pumas sobre Springboks
Aunque suene utópico, los Pumas mantienen chances de ser campeones del Rugby Championship. Deben ganarle con punto de bonus a Springboks como visitantes y que los campeones del mundo no sumen ninguna unidad. Ya es un torneo histórico para ellos, el mejor desempeño desde que se incorporaron a la competencia, en el 2012. Por primera vez les ganaron a los tres contrincantes con el valor agregado de proponer un rugby que contagia. El próximo sábado, en Nelspruit, intentarán ponerle la frutilla al postre.