ROSARIO.– Tres asesinatos ocurridos durante el fin de semana largo encendieron las alarmas. En un contexto de una pronunciada baja de las cifras de homicidios en la ciudad, estos crímenes elevan la preocupación porque en ellos intervinieron sicarios en el marco de pujas por el narcomenudeo y las tramas mafiosas.
Desde enero hasta septiembre se contabilizaron aquí 70 homicidios dolosos sobre un total de 132 en toda la provincia de Santa Fe. Eso marca una baja del 66 % con respecto a los estadísticas criminales de 2023. Desde este año el Gobierno articuló el Operativo Bandera, que movilizó a más de 1300 agentes federales en las zonas críticas de la ciudad, marcadas por la violencia narco.
El viernes pasado, en Lima al 2000, la zona oeste rosarina, se produjo el asesinato de Matías David Zamora, de 36 años. Los vecinos de la zona llamaron al 911 al escuchar los disparos y ver que una persona había quedado tirada en la calle. Cuando llegó la policía encontró a la víctima en el piso y la trasladó al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (HECA), donde Zamora fue declarado muerto a las 16.30. En la escena del crimen se hallaron cinco vainas 9 mm y dos de calibre 22. Se presume que intervinieron dos sicarios.
El sábado se produjo un doble asesinato en Obligado al 4900, en el barrio 14 de Octubre, en la zona sur de la ciudad. Allí, cerca de la medianoche, se desató un intenso tiroteo en los pasillos de ese enclave.
Ante los llamados al 911, la policía acudió al lugar y encontró a Javier Ramírez, que había sido herido de bala, según relataron las fuentes. Lo trasladaron al hospital Roque Sáenz Peña, donde murió por lesiones en la zona de tórax. No fue la única víctima mortal del ataque: a Lautaro Escobar los vecinos del lugar lo llevaron en auto hasta el HECA, donde murió por heridas de bala en el pecho.
Según testimonios recogidos por los agentes policiales, las víctimas se encontraban en la calle cuando fueron interceptadas por al menos dos personas –aún no identificadas– que les dispararon decenas de balazos y luego huyeron. Un caso clásico de sicariato, que fue infrecuente durante los últimos meses.
Estos tres crímenes se produjeron en un contexto de baja de la violencia en Rosario desde este año, luego de los episodios de “narcoterrorismo” –como los calificó la provincia y la Nación– que se produjeron en marzo pasado, cuando sicarios menores de edad asesinaron a cuatro trabajadores elegidos al azar: dos taxistas, un colectivero y un playero de una estación de servicio.
Las estadísticas oficiales marcan un retroceso de la violencia extrema en Rosario en este año. Según datos del Observatorio de Seguridad Pública de Santa Fe, “durante los primeros nueve meses de 2024 se contabilizaron 132 víctimas de homicidios en la provincia; 70 en el departamento Rosario y 30 en la Capital. Se trata de una disminución de la cantidad de homicidios del 57% a nivel provincial, del 66,5% en el Departamento Rosario y del 46,6% en la Capital con respecto a igual período del año anterior”.
Otro de los rasgos que aportan las estadísticas es que desde enero hasta septiembre el número de homicidios cometidos con armas de fuego es el más bajo desde 2014. “Se trata de una disminución del 69% en el caso de la provincia, del 74,9% en Rosario y del 56,8% en la Capital contra el mismo periodo de 2023″.
Estas tres muertes violentas del fin de semana largo abren interrogantes en cuanto a si esa tendencia a la baja de los crímenes en Rosario podría romperse. A lo largo del año, la postura del gobierno de Maximiliano Pullaro fue –a diferencia de la de la ministra de Seguridad nacional, Patricia Bullrich– tener cautela a la hora de celebrar el logro ante los medios, con el argumento de que si en algún momento subía la cantidad de muertos por la violencia narco era probable que se hablara de un recrudecimiento de los asesinatos.