Su capacidad didáctica es asombrosa y también su convicción. La energía nuclear debe estar en todas las combinaciones de futuro para asegurar el futuro energético de la humanidad. Lo considera así Alfredo García, más conocido en las redes como ‘Operador Nuclear’, un ingeniero técnico de Telecomunicaciones, con las licencias de operador y supervisor otorgadas por el Consejo de Seguridad Nuclear, las que necesita para trabajar en la central nuclear de Ascó (Tarragona). Tuvo un gran éxito con su primer libro, en 2020, La energía nuclear salvará el mundo (Planeta), y ahora mira más allá, con una nueva obra, Geoestrategia de la bombilla: energía nuclear para un cielo más limpio (Península). Lo que señala García, conversación con Letra Global, es que deberemos tomar importantes decisiones en el futuro, o en el inmediato presente: “O reducimos nuestro nivel de vida o apostamos con todo por la energía nuclear”.
Alfredo García parte de los datos y reclama que el “miedo sea combatido con conocimiento”. La energía nuclear, sin embargo, ha sido el gran monstruo desde el último tercio del pasado siglo, con movilizaciones por parte de grupos ecologistas en el mundo desarrollado. Esa “mala fama”, motivada por los posibles accidentes, pero también por los problemas para almacenar los residuos nucleares, que deben estar encerrados durante décadas y décadas, pesa mucho para que ahora podamos ver en esa energía el futuro para la humanidad. Pero ‘Operador Nuclear’, como se define en las redes sociales, parte de una cuestión previa: “Las energías limpias, las alternativas, como la eólica o la solar, serán necesarias y deben incorporarse al mix energético, pero por sí solas no son suficientes para proporcionar la energía que necesitamos”.
Alfredo García, en las instalaciones de ‘Letra Global’ / LUIS MIGUEL AÑÓN
La tesis es que la sustitución de las energías fósiles por las energías limpias implicaría un descenso en la oferta energética. Podría suceder que la humanidad –en concreto los países desarrollados de Occidente—admitiera ese retroceso. Pero eso incorporaría muchos otros efectos. Son los economistas del decrecimiento los que insisten en que eso debería ser aceptado, con los paliativos que sean necesarios. Lo define el economista francés Serge Latouche, que busca la disminución controlada y progresiva de la producción para equilibrar la relación entre humanos y naturaleza. ¿Pero quién está dispuesto a ello?
Si no se desea, habrá que mantener e incrementar las plantas de energía nuclear, sostiene Alfredo García, que incide con Letra Global en que se ha sobredimensionado el peligro de las nucleares. “En contra de lo que se asumió, ni en Fukushima ni en Chernobyl se produjeron explosiones nucleares”, señala. Y esclarece que para que se produzca una explosión nuclear es necesario uranio altamente enriquecido, al 90%. Algo que no sucede en las centrales nucleares: “Aunque se hicieran muy mal las cosas, es físicamente imposible una exposición, porque utilizamos un enriquecimiento del uranio entre el 3% y el 5%”.
Portada del libro de Alfredo García
La fama, en todo caso, se mantiene. Porque, ¿qué sucede en el otro lado? Los datos que ofrece Alfredo García provocan que abramos los ojos como platos: “La OMS ha reconocido que hay unas siete millones de muertes por la contaminación del aire, y es la que provocan los combustibles fósiles”.
Colectivos ecologistas
En España las nucleares generan más del 20% de la electricidad, insiste García. Es la principal fuente de energía, seguida por el gas y la energía eólica, que se acercan a ese 20%. Lo que tendremos en el futuro inmediato es un mix de energías. Y Alfredo García lo tiene claro: “Hay que apostar por las energías renovables, y mi combinación sería el 70% de renovables y el 30% de nuclear, teniendo en cuenta que ya proporciona el 20%”.
Lo que estaría sentenciado, o en vías de apagarse, es la energía procedente de los combustibles fósiles y que son los que provocan la mayor parte de la contaminación. ¿Y la fusión nuclear? Esa vía es posible, considera Alfredo García, pero “falta tiempo para ello, tardará unas cuantas décadas y debemos ser conscientes”.
Una escena de ‘Los Simpson’, dentro de una central nuclear
Curiosamente, los referentes que todos tenemos en la cabeza nos han llevado a marginar la energía nuclear. ¿Pero, han marcado tanto? García no duda en señalar la serie de dibujos Los Simpson, con la central nuclear y su dueño identificados con el mal absoluto. Pero también “los colectivos ecologistas, que, sin dudar de que defienden una mejora para todos, suelen presentar argumentos incorrectos, sin el conocimiento adecuado”. Eso sucedió en Alemania, con un partido ecologista, los Verdes, que ahora, sin embargo, ha comenzado a apostar por la nuclear una vez el país se ha visto condicionado por el gas ruso, tras la invasión de Rusia en Ucrania.
El conocimiento exhaustivo, una combinación de fuentes de energía razonable, tener claro que las nucleares tienen un papel central, todo eso o buscar un cambio de paradigma, una forma distinta de movernos y de producir. Es lo que plantea, de forma directa, Alfredo García, cuando es preguntado por las alternativas. “Podemos cambiar nuestra forma de vida, ver el mundo con otra perspectiva, reducir nuestros intercambios o ver las cosas desde la racionalidad, con conocimiento, pero las dos cosas no pueden ser. Rechazar la nuclear, reducir los combustibles fósiles y dejarlo todo en manos de las renovables no garantiza el mismo tren de funcionamiento, porque producen mucha menos energía. O reducimos nuestro nivel de vida o apostamos con todo por la energía nuclear”, concluye García.
En las redes, ‘Operador Nuclear’ no se cansa de “desmentir tópicos” y de elaborar argumentos desde la pedagogía. La energía está en el centro del debate, y condiciona todo el resto de teorías sobre la sociedad del futuro.