El autódromo Oscar y Juan Gálvez es el escenario emblemático del automovilismo nacional. Inaugurado en 1952, el Coliseo porteño es el espacio en el que el país cobijó a la Fórmula 1, el mundial de motociclismo y en donde las principales categorías desean correr. El circuito tiene un aura particular y la victoria se disfruta de otra manera. El Turismo Carretera desanduvo la décima fecha del calendario, el último episodio de la Etapa Regular, y ofreció un espectáculo que mezcló maniobras al límite, emoción, dramatismo y un desahogo singular con el triunfo de Juan Martín Trucco.
El piloto de Tres Algarrobos es el vencedor que más carreras necesitó en la historia para sumar su primer éxito: 206 participaciones. El festejo quedará en el recuerdo en lo personal y también porque resultó el primero del modelo Challenger, de Dodge. La voz quebrada del bonaerense frente a los múltiples recuerdos que se atropellan en los 13 años en los que intentó treparse a lo más alto del podio, por aquellas definiciones que se le negaron: siete segundos puestos y ocho terceros lugares, la estadística que lo acompañó hasta que desató el nudo.
“Me va a costar hablar por la emoción. Son muchos años: con equipo propio, con asesoramiento o en el taller del UR Racing y desde hace dos temporadas siendo miembro del Di Meglio Motorsport… Las carreras que se me escaparon en las vueltas finales, como el año pasado en La Pampa o acá en Buenos Aires… Tardó un montón, pero llegó: perseveras y triunfarás”, comentó Trucco, que tuvo su bautismo triunfal en las categorías de la ACTC en 2010, en el TC Pista, y en el autódromo Oscar y Juan Gálvez.
Catorce años después, el mismo lugar lo devuelve a la cima, aunque en la Máxima: “Ganar en Buenos Aires es un sueño. Todos nos preparamos de la mejor manera para cara carrera, pero venir acá es especial. Hasta para el público es distinto”, apunta el ganador, que se convirtió en el nombre 225 en la histórica lista de vencedores que tiene el TC en su mágico recorrido de 87 años.
Ganador de la serie clasificatoria más rápida, eligió largar por el sector externo de la pista la carrera final. ¿La razón? Los vencedores de cada manga saltaron desde el segundo puesto a la cima partiendo desde esa zona, que desde que se reasfaltó el circuito ofrece mayor grip. La estrategia dio resultado en la partida, pero los tres ingresos del Auto de Seguridad abrieron la ventana de oportunidades a Julián Santero (Ford Mustang), que en el anteúltimo emparejamiento le arrebató la vanguardia.
“Él va por el campeonato y yo iba por la carrera. Cuando quedó adelante no lo podía correr: el que quedaba adelante en el relanzamiento, ganaba. Siempre al límite, pero nos respetamos, y en el último pude recuperar la punta”, señaló Trucco, que le dedicó el éxito a Rodolfo Di Meglio, quien desarrolló el auto y que sufrió muchísimo hasta alcanzar un rendimiento que posibilitara pulsear por un triunfo.
“Nunca bajar la guardia. Métanse con el modelo Challenger, que se puede”, se entusiasmó quien en el pasado sufrió cuando era preparador de Ford. El modelo de Nueva Generación de Dodge es el menos apto en aerodinámica y recién después de nueve fechas logró equiparar a los Ford Mustang, Chevrolet Camaro, Toyota Camry NG y el Torino NG. Todos habían ganado en el campeonato, faltaba Dodge: “Pusimos mucho esfuerzo, dinero, tiempo, sacrificio para llegar a donde llegamos”, reconoció con emoción quien tenía dos victorias en Buenos Aires, con José Ciantini, pero con el modelo Dodge GTX.
La felicidad completa de Trucco y Di Meglio tuvo continuidad en la tranquilidad de Santero, que batalló y se adueñó de la Etapa Regular, lo que lo posiciona al tope para el inicio de la Copa de Oro. El mendocino arrancará las últimas cinco fechas con 23 puntos, producto de las 15 unidades que cosechó por terminar primero tras las diez fechas del campeonato y otras ocho por sumar una victoria en el año; Manu Urcera (Mustang), Mariano Werner (Mustang), Esteban Gini (Toyota) y Valentín Aguirre (Camaro) atesorarán ocho puntos, mientras que los siete restantes pilotos que están habilitados para luchar por el título no suman, ya que no ganaron: Mauricio Lambiris (Mustang), Diego Ciantini (Camaro), Marcos Quijada (Camaro), Juan Bautista De Benedictis (Mustang), Ricardo Risatti (Camaro), Juan Ebarlín (Camaro) y Santiago Mangoni (Camaro).
“El primer objetivo era ganar una carrera y el segundo ganar la Etapa Regular: los cumplimos. Falta un paso más, el más grande. Hoy quería ganar para sacar más diferencia en la Copa de Oro y sabía que la carrera se iba a definir en la largada y los relanzamientos. Fuimos agresivos los dos, nos peleamos, doblamos el Curvón Saloto a la par y arriba de los 230km/h, que no es fácil”, expresó Santero, ganador en Viedma y quien terminó segundo en Termas de Río Hondo, Concepción del Uruguay y Buenos Aires.
Para llegar a las emociones del final, la prueba pasó por un momento dramático. La carrera recorría el segundo giro cuando saliendo de la S del Ciervo el auto de Gastón Mazzacane empezó a incendiarse. El expiloto de F.1 transitó el Curvón Saloto con una gigantesca lengua de fuego en la cola del Camaro y detuvo el coche en la recta del lago. Largó 25to, por lo que marchaba en el medio del pelotón, lo que provocó zozobra ante la posibilidad de ser impactado.
“Estoy bien. Creí que el fuego se había apagado, pero al ingresar a la recta opuesta el humo no me dejaba ver nada y por eso frené sobre la pista. Si la imagen de afuera es tremenda, desde adentro es terrible. El rescate fue rápido y el resto de los pilotos me sortearon sin dificultades”, describió Mazzacane, que apenas detuvo la marcha se arrojó del auto y cruzó la pista, mientras el auto se convertía en una bola de fuego. Por el incidente, la carrera estuvo neutralizada durante tres vueltas.
El TC pasó por Buenos Aires con 50 pilotos inscriptos, récord de pilotos inscriptos en el año; 34 autos Nueva Generación; el regreso de Agustín Canapino, que completó el podio y se despidió del modelo Chevy, porque a partir de la próxima cita en San Luis correrá con un Camaro del Canning Motorsport; las funciones extras de dos ídolos como Guillermo Ortelli y Omar Gurí Martínez; la marca de 400 carreras de Christian Ledesma; los 12 pilotos clasificados para la Copa de Oro… La pasión por el automovilismo, intacta.