Final. Eran las 17.30 de un sábado que se eternizaría en la memoria. La Catedral agrupaba sensaciones tan opuestas como la felicidad ajena en estado puro y la desilusión en carne propia. Otra vez la historia le dio la espalda al CASI. A pesar de haber realizado la mejor campaña de los últimos diez años, y al perder contra Newman por 24 a 21, la Academia no logró clasificarse para las semifinales del Top 12, etapa en laque acumula 15 años de ausencia. En cambio, el Cardenal se confirmó como el mejor de la etapa regular del certamen de URBA y quedó como el clasificado en el primer puesto para los manos a mano.
Esta derrota del Club Atlético de San Isidro comenzó a moldearse con las malas noticias que llegaron desde Don Torcuato, Boulogne y La Plata. El producido de la Academia ante Newman no fue todo lo bueno que se necesitaba, pero las chances de acceder a los playoffs eran más que reales, siempre sujetas a lo que Alumni, SIC y Belgrano hicieran en sus partidos. Lo que sucedió, la eliminación, fue producto de la abrupta caída en el rendimiento que experimentó el equipo en la recta final de la etapa regular del campeonato.
El desarrollo de los ochenta minutos no permitió grandes lucimientos. La dureza con que la Academia plantó la lucha, más el nerviosismo imperante por lo determinante del enfrentamiento, impidió que Newman mostrara el potencial acostumbrado de sus backs. Pero lo reemplazó con garra, con empuje, mostrando que sabe ganar de otra manera. La puntería de Florencio Llerena para las conversiones, su milimétrica capacidad de colocar los kicks de manera estratégica dónde más le dolió al rival y algunos destellos de talento de Rodrigo Díaz de Vivar y Justo Ortiz Basualdo (autor de un try), fueron suficientes para ganar y asegurarse el cruce contra el cuarto de la tabla, Belgrano, dentro de dos sábados.
Lo de CASI estuvo lejos de las expectativas y de lo mostrado en gran parte de las 21 fechas restantes. Sobre todo, porque, salvo sobre el final del encuentro del sábado, en el que anotó dos tries en tres minutos, el equipo nunca se contagió del clima festivo y esperanzador que irradiaron los más de 3000 espectadores en las tribunas. Más bien, lo hecho fue todo lo contrario: con muchos errores de manejo e indisciplina, producto de los nervios, el anfitrión nunca le encontró la vuelta a la férrea defensa de Newman.
La superioridad del conjunto Benavídez apareció como definitiva en el inicio del segundo tiempo, cuando sus delanteros comenzaron a rendir mejor en los rucks y se apoyaron más en las formaciones espontáneas. A pesar de la necesidad de ganar y estando en desventaja, CASI se repitió en su juego y se encerró. Cometió el pecado de conceder muchos penales y dejar algunas brechas en defensa. Y como muchas veces pasa, los tries son consecuencias de la voluntad, y Newman la tuvo mayor, o al menos más explícita. Así, con la vieja y efectiva fórmula de line y maul, quebró cuatro veces al local y se encaminó sin sobresaltos al triunfo, por más que la brecha final resultara pequeña. Paradójicamente, cuando la cosa en Don Torcuato entre Hindú y Alumni estaba decidida en favor de este último (la Academia necesitaba un triunfo del Elefante) y las ilusiones ya estaba acabadas, CASI consiguió ese par de tries en tres minutos y quedó muy cerca en el tanteador.
“La gran virtud del equipo es ser fiel a una línea de juego. Somos quince hombres en la cancha y, más allá de cumplir cada uno con el rol que le toca, tratamos de divertirnos”, explicó en medio de los festejos el pilar Miguel Prince. “A lo largo de estos años trabajamos para crear una identidad y partido a partido trabajamos para mejorarla e ir creciendo como equipo. Y lo hicimos sin abandonar la esencia. Estamos listos para dar el golpe”, completó exultante Marcelo Brandi, que en la primaveral tarde del bajo de San Isidro tuvo una destacada actuación en defensa y aportó nada menos que tres tries.
La eliminación de la Academia a manos del Cardenal
Con el coraje acostumbrado, con una técnica exhibida tanto frente a los débiles como ante los poderosos de URBA, con la templanza de un grupo homogéneo y con una convicción marcada a fuego, Newman cumplió el objetivo planteado en el inicio de la temporada. Ahora, convencido de sí para no repetir las experiencias lacerantes de los últimos años, irá el sábado 19 por un lugar en la final. En tanto, CASI nuevamente será un mero espectador, mientras ruegue que no sea SIC quien termine festejando una semana más tarde en la Catedral, un escenario acostumbrado a albergar sensaciones intensas entre la alegría y la desazón.