Luiz Inácio “Lula” da Silva asumió este domingo la presidencia de Brasil y, tras jurar en el Congreso nacional, se trasladó a las escalinatas del acceso del Palacio del Planalto, sede del Poder Ejecutivo, para recibir sus atributos presidenciales.
En ese contexto, ante la negación del ahora expresidente, el derechista Jair Bolsonaro, de hacer el correspondiente traspaso, integrantes de etnias y minorías sociales le entregaron la banda a Lula.
La mujer que le colocó la reconocida banda con los colores de la bandera brasileña fue identificada como Aline Sousa, de 33 años, que se dedica al reciclado desde los 14. Además, Sousa preside una red de cooperativas de coleccionistas y es una de las articuladoras nacionales del movimiento.
También estuvieron Ivan Baron, un influencer con parálisis cerebral causada por una meningitis viral y el cacique Raoni Metuktire, uno de los principales líderes indígenas de Brasil, reconocido mundialmente.
Medio locales precisaron que de la ceremonia participaron también Francisco, un niño de 10 años, que obtuvo el primer lugar en el campeonato de natación de la Associação Aquatica Paulista de 2022; Weslley Rodrigues Rocha, un obrero metalurgico; Murilo de Quadros Jesus, profesor de portugués; Jucimara Fausto, cocinera; y Flávio Pereira, un artesano que asistió a una vigilia en Curitiba durante el arresto de Lula.
Tras ser investido con los atributos del mando, Lula se tomó de las manos con su vicepresidente, Geraldo Alckmin, y sus respectivas esposas, para levantarlas en saludo a la multitud que siguió la ceremonia desde la explanada del edificio.
El faltazo de Jair Bolsonaro
Según marca el protocolo, el presidente saliente es el encargado de pasar la banda a su sucesor, pero Jair Bolsonaro, quien sigue sin reconocer su derrota en las urnas, decidió no participar en los actos de investidura y viajar a Estados Unidos sin previsión oficial de vuelta.
Desde que perdió la segunda vuelta el 30 de octubre pasado, Bolsonaro se mantuvo discreto en su residencia oficial, reduciendo al mínimo su presencia en actos públicos y su actividad en las redes sociales.
No obstante, antes de embarcarse hacia a EE.UU., se dirigió a sus seguidores en un vivo en redes sociales en el que intentó desligarse de las protestas golpistas.
Así fue que la ceremonia de investidura de Lula se celebró bajo estrictas medidas de seguridad, por las amenazas de esos activistas del bolsonarismo más radical que exigían un golpe militar para mantener al líder de la ultraderecha en el poder y que causaron graves disturbios en vísperas de la asunción.