Josep Maria Colomer, politólogo y economista, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Georgetown, en Washington D.C., acaba de publicar La polarización política en Estados Unidos, orígenes y actualidad de un conflicto permanente (Debate), en el que mantiene su enfoque “institucional” para afrontar los distintos problemas políticos. Y tiene claro que la bronca, y el enfrentamiento que distingue ahora a Estados Unidos no es algo nuevo, aunque impresione desde Europa. “Lo ha tenido siempre, la cuestión está en su origen, con un presidente como si fuera un monarca que se pretendía, incluso, que fuera vitalicio”, asegura Colomer, en una entrevista con Letra Global. El politólogo, que sigue la vida política de España desde Washington, tiene claro, a pesar de muchas carencias, que “El sistema político de España es mejor que el de Estados Unidos, porque es parlamentario, y creo que los regímenes parlamentarios afrontan mejor las discrepancias, gestionan mejor la polarización”.
¿Sorprendente? No tanto. Colomer asegura, como explica en su libro, que la división ha marcado siempre a Estados Unidos. Y que se vivió una especie de paréntesis, casi como algo muy excepcional, justo después de la II Guerra Mundial. “El cine de Hollywood, la Coca-Cola, los electrodomésticos, todo fascinaba, había un adversario exterior, la Unión Soviética, e internamente no había conflicto”, señala Colomer. Eso se rompe a finales de los años ochenta, porque la Unión Soviética desaparece, se acaba la guerra fría, y, ¿entonces? “Cuando no tienes el adversario exterior, miras internamente y ves que los problemas no se han solucionado, sino que, simplemente, se han aparcado”, asegura.
“Si se mira a finales del XIX o a principios del siglo XX, el conflicto era enorme. Salvo la etapa inicial de los padres fundadores, cuando se quiere colaborar, la división ha sido una constante, con una guerra civil, no nos olvidemos, que costó la vida a 750.000 personas. Salvo el periodo entre 1940 y 1990, la bronca siempre ha existido en el nivel interno de Estados Unidos”, insiste Colomer.
Un modelo mal copiado
Ese periodo, por tanto, después de la II Guerra Mundial, se ha mitificado, a juicio de Colomer. La división, admite, se ha intensificado con figuras como las de Trump. Y algunos ex presidentes como Clinton “han llegado a decir que les hubiera gustado ser presidentes durante la guerra, porque, entonces, se tenía un enemigo que unía al país en su interior”. Ahora, a juicio de Colomer, se podría producir un peligro. “Veo la tentación de una nueva guerra fría, pero China no pretende ocupar territorios, es una realidad económica. Y lo que se ha producido es una batalla ideológica. La consecuencia, en todo caso, es que cuando se mira al exterior, los problemas internos se aparcan”.
Josep Maria Colomer, en Barcelona, autor de ‘La polarización política en Estados Unidos’ / LG
Los padres fundadores de Estados Unidos buscaron contrapoderes, con la figura del presidente y del Congreso, para que el propio presidente, como si fuera un rey británico, pudiera vetar la legislación del Congeso. El hecho es que ese sistema provoca “un bloqueo constante”, y cuando fueron a buscar el modelo en el que inspirarse lo copiaron mal, porque en Inglaterra ya había cambiado, y el poder lo tenía ya el parlamento. “Los sistemas parlamentarios, con un presidente nombrado por el parlamento, con varios partidos en liza, es más efectivo y más estable. El modelo de Estados Unidos fue una novedad, porque no sabían muy bien lo que estaban haciendo, pero, incluso, las colonias británicas, no lo adoptaron. Ni Canadá, ni Australia, ni Nueva Zelanda o la India lo hicieron. En Europa tampoco. Y en España estamos en ese modelo, que es mejor que el de Estados Unidos. En España teníamos otro problema y es que ha costado 40 años para tener un gobierno de coalición, algo que era una tónica en los países europeos”, afirma Josep Maria Colomer.
Hay otra cuestión. España podría haber solventado muchas cuestiones críticas en los últimos años con un gobierno de coalición entre los dos grandes partidos, como lo ha hecho históricamente Alemania. Colomer ha sido partido de ello, con un “gobierno de unión nacional”. La salvación de España, en todo caso, a su juicio, es “Europa, porque la Unión Europea no puede permitirse el lujo de dejar caer a España, si entrara en una situación económica muy mala, porque es demasiado grande. No podría hacer lo que se hizo con Grecia”, añade.
James Madison y Monstesquieu, con la Casa Blanca en EEUU de fondo / FOTOMONTAJE-LETRA GLOBAL
Ahora bien, ¿qué sucede en Francia, donde la polarización también ha alcanzado niveles insospechados? ¿Puede estar en peligro la V República? Para Colomer existe una ventaja en el país vecino: “Hay una doble vuelta, y eso nos lleva a decir que Trump no hubiera ganado en Francia. Es cierto que el sistema estaba pensado para posibles cohabitaciones, entre un presidente de la República y un primer ministro, pero al cambiar los años de mandato, de las elecciones, las dos figuras tienden a ser del mismo color. En todo caso, es el primer ministro, ahora una primera ministra, la que debe dar cuentas en el Parlamento. Y eso distingue el modelo de Estados Unidos”.
Lo que ve Colomer, lo que explican otros expertos, ¿se asume internamente en Estados Unidos? El profesor señala que, a nivel local y estatal, se están implementado reformas, pero no todavía en el nivel federal. Y que las votaciones a doble vuelta son ya una realidad en estados tan importantes como California. Es la solución frente a una polarización partidista, fomentada por el diseño institucional, “siempre son las instituciones las que cuentan, frente a valores culturales o climáticos”, para abordar “la parálisis del país”.
Pero, ¿y la ventaja de Estados Unidos? Colomer no lo duda. Ni en los tiempos en los que se fomentaba la unión frente a un adversario exterior, ni ahora cuando se polariza con figuras como Trump, la sociedad norteamericana hace un caso excesivo. “La sociedad es lo mejor de Estados Unidos, personas que buscan su futuro, que trabajan mucho. Estados Unidos es un gran país, a pesar de su sistema político. Hay que saber diferenciar entre política y sociedad”, concluye convencido Josep Maria Colomer.